El verano y los hijos: cómo hacer frente a esta situación

Llega el verano, las vacaciones, el sol, el descanso y con ello, compartir más tiempo con los pequeños de casa. Situación idílica para muchos, estresante para otros.

Mientras que los adultos llegamos cansados y con ganas de experimentar paz y descanso en nuestros días de vacaciones, los niños buscan vivir nuevas aventuras, experimentar la vida y exprimir al 100% el tiempo que tienen sin sus obligaciones. Esto, que a priori parece inofensivo, se vuelve una situación difícil de afrontar en muchas familias: quiero compartir tiempo con mis hijos pero se me hace agotador.

Así, mientras las ganas de probar y sentir de los niños crece, la paciencia de los adultos disminuye, afectando considerablemente en la relación con los pequeños de la casa. Muchas familias terminan las vacaciones con la sensación de necesitar «vacaciones de las vacaciones».

«La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser»
Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia

Pero, afortunadamente, también podemos aprovechar esta época como una oportunidad para acercar posturas con los hijos y reforzar la relación con ellos.

¿Cómo hacerlo?

Lo más importante es tratar de disfrutar el tiempo que pasemos con nuestros hijos al máximo, y no olvidar que es muy sano darnos permiso para hacer algo distinto a nuestras actividades cotidianas.

Pretender que todo siga igual que cuando estamos sumergidos en la rutina, es algo utópico. Ni los adultos seguimos con los mismos hábitos, mucho menos lo harán los niños. Pero eso no implica que no establezcamos normas en verano también. Los niños obtienen mayor seguridad cuando pueden anticiparse a lo que viene. De ahí que cambiar de manera drástica la rutina puede traer consecuencias desagradables. Pero, esto no implica dejar de hacer nuevas actividades con ellos, o compartir tiempo en aquello en lo que los niños disfrutan. De hecho, lo que más guardarán en sus recuerdos serán el tiempo y las experiencias vividas junto a sus progenitores. Así, hacer deporte con ellos, por ejemplo, nos lleva a compartir tiempo y a la vez, entrenar el cuerpo físico y soltar adrenalina.

De todos modos, aunque ellos tengan más energía, no podemos olvidar que es tiempo de recuperarse para todos. Los niños también han estado sometidos, en cierta medida, a pequeños conflictos emocionales en el colegio o con sus iguales, y las vacaciones son el periodo perfecto para descansar y reforzar su valía personal.

En este sentido, aunque con la mejor intención del mundo, a veces los adultos no lidiamos con esto de la mejor manera para el niño. Y, aún siendo lo que menos queramos, dañamos al niño con nuestros reproches y forma de dirigirnos a él. Así, lejos de hacer que el pequeño experimente paz y refuerce su autoestima, pondrá en tela de juicio su valía personal. Y la relación entre padres/madres e hijos también se verá dañada. Por una parte, siente a sus progenitores cansados para jugar con él, y por otro lado, escucha reproches que dañan su autoestima. Un cóctel explosivo para el bienestar emocional del niño.

Para poder hacer frente a esto, recuerda que el niño siempre intenta hacerlo lo mejor que sabe. En su foro interno quiere portarse «bien», solo que a veces el término bien para él y para ti no significa lo mismo. Por ello, darle pautas especificas es vital para que sepa qué le estás pidiendo y a la vez, sienta que puede hacerlo por él mismo. Ambos os sentiréis felices por su conducta y podréis disfrutar mejor del tiempo de descanso.

En definitiva, podemos aprovechar el verano para afianzar la relación con los hijos y reforzar su valía personal, mientras disfrutamos de unos días de descanso en familia.

Si quieres aprender más puedes hacerlo a través del:


libro «Los secretos de las Relaciones Extraordinarias»

vídeo: «Uno de los mayores errores que comenten madres y padres con sus hij@s»


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